Acabo de terminar una encuesta sobre el tiempo invertido en Internet. Redes sociales, blogs, periodismo, música y estudios, entre otros, son los grandes responsables de que me pase horas delante de la misma pantalla cada día. Cuando tienes tiempo, te preguntas si el tiempo que inviertes en la red es fructífero, es decir si hacen que alguna parte de mi cerebro se desarrolle (para bien o para mal) o, por el contrario, como la "caja tonta", es una forma de desatenderse del día a día.
Resulta innegable admitir que Internet es el impulsor de cualquier cambio sociocultural actual. La Red se ha convertido en una herramienta fundamental para cambiar el sistema en el que vivimos. Porque está al alcance de muchos, porque no hay ningún organismo que manipule su información, porque permite entablar conversaciones a miles de kilómetros de forma instantánea.
Todo ello ha eclosionado en el mundo árabe de forma súbita e inesperada. Dos sistemas totalitarios han caído por la envidia que genera la libertad que desprende Internet. De hecho, creo que podemos definir el grado de dictadura social de un país por su grado de censura en Internet. Ya que el mundo está gobernado y estará siempre gobernado por intereses y riquezas.
La prioridad del internauta debe ser la de proteger ante todo estas libertades, y no permitir que ningún gobierno corrupto imponga sus condiciones y restricciones en la Red. Con ello no pretendo proteger a los criminales, pues ellos son los primeros que perjudican los derechos de los internautas. El sistema que establece prohibiciones en el mundo virtual, por medio de leyes, con el objetivo de regular el comportamiento de la población, es fruto de su fracaso y de su carencia a la hora de gobernar, de educar y de concienciar a sus propios ciudadanos.
El capitalismo ya ha entrado en el flujo sanguíneo del sistema actual, y es la principal causa de que los integrantes que forman la sociedad se muevan únicamente por sus propios intereses. Ello ha alimentado el pensamiento único, el anteponer nuestros problemas individuales a los problemas sociales, es decir a la despreocupación ambiental, social y cultural. Pues, que no nos extrañe que todos los que pueden se descarguen música, películas, libros, documentos, y de más por la Red. No son ladrones, son víctimas del sistema. Todo el mundo sabe que no curarás a un drogadicto prohibiéndole que se drogue.
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Ahora si cambiando de tema radicalmente. Artista joven y bella (de las que me gustan), que se hace llamar Likke Li, viene de Suecia y acaba de sacar su nuevo Album que lleva por título Wounded Rhymes. Su canción I Follow Rivers, es la que suena:
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